7/12/09

La historieta sin fin

Quién sabe quizás, digo, fuera inoportuno llamarlas alas. Por su funcionalidad nula tal vez; pues ya no podía (en otro tiempo sí), volar por los aires. No eran alas, decía, aquellas pantallas desplegables que surgían de sus omoplatos. Perro volador lo llamaron los buenos vecinos hasta que, una mañana, hicieron un plebiscito para bautizar al can. Hubo muchas propuestas. Quedó Beto. Y pudo esa noche olfatear las bolsas de basura siendo un nombre, y no un perro volador. Pero, oh paradoja, aprendió a volar nuevamente. Bah, aprendió... sintió mejor dicho, el aire en sus alas desplegadas, aquellas partes de su cuerpo que también habían recuperado su nombre, en pleno vuelo y todo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

si llego a ver próximamente un perro volador, ya sé que es Beto.

qué bueno que ya estés de vacaciones! me alegro por tiiii
yo ntodavía noo.. hasta el 17 a las 6 de la tarde :(
peeeeeeero bueno!...una vez que lleguen las voy a explotar!

y yo también espero que los astros, de una buena vez, se pongan de mi lado, jaja

besoo pescado resfriado
cuidate de la porcina!

un ser común. dijo...

el gato volador mutó en perro?
habría que inventarle ahora una cumbia acorde a su transformación:
el perro voladooooor
el perro voladooooor
el perro voladooooor
si, no hay que matarse mucho para hacer un tema así jaja.
te quiero y nos vemos a la noche :)

Anónimo dijo...

jajajajaajja
me reí mucho con tu comentario gas!
además, se me vino a la cabeza el tema, con la voz del tipo q no tengo idea como se llama...cantando el perro voladooorrr
el perro voladoooorr

y... who let the dogs out?
WHO? WHO, WHO, WHO, WHO?
(8)
me acuerdo de haber escuchado ese tema en una peli de los Rugrats, ja!