14/11/10

Feliz domingo

Cuando llueve un domingo en Bahía Blanca, se dignifica el aura gris que caracteriza a esta ciudad y todo es increíblemente letárgico. Las parejas afortunadas que prolongarán la especie ya se subieron al arca y yo y mi disfuncional familia estamos en un auto sintonizando Olimpo - Independiente por una amplitud modulada de lo más ruinosa. El destino es Ingeniero White (otra localidad empecinada, ya desde su nombre, a invocar cierta blancura de la cual carece). Recorrí, una vez más, sus museos maravillosos. Me tomé un chocolate caliente y comí lemon pie. Volvímos, cubiertos por pesadas nubes, flanqueados por industria privatizada, celebrando el empate, contando chistes del tipo "Hola, hablo con tal...?" y presenciando una feroz carrera de gotas en mi ventana. Afuera, la ciudad bosteza.