19/2/10

Si es que para de llover


La humedad de los cuerpos no era nada sensual y la ropa se nos pegaba como una canción de Nino Bravo. Éramos treinta muñecos de barro (¿embarrados?) y alguien en el fondo del colectivo puteó con ganas a Mauricio Macri. Una mujer al lado mío atendió un celular que la llamaba a gritos y luces: -Hola, sí sí, estoy bien, pasa que nos quedamos varados en Juan B. Justo y Boyacá hace como una hora, hay medio metro de agua…-
Creo haber llegado a casa, creo haberme dado un baño caliente pero no estoy seguro. Tengo la sensación de que sigo con el agua al cuello, aunque esté seco, en mi cama y con una humeante taza de café negro sin azúcar entre las manos.

15/2/10

Domingo 4 p.m. Soler y A. Jonte

¿En qué momento ese agravio, quizás justificado, salió de la nonagenaria boca del nonagenario? Quizás haya estado latente por horas durante la reunión dominical en el centro de jubilados 12 de octubre, quizás me pasa que cuando camino pienso más que cuando pienso y por eso soy de los que se dan vuelta para ver con ojos desinteresados la escena: dos viejos que juegan al truco. Uno solicita al otro un cigarrillo. Este le responde que no tiene, que dejó de fumar. Sigo caminando pero alcanzo a escuchar, como un jinete sonoro montando un caballo de aire, la enérgica réplica: ¡Viejo rata, andate a la puta que te parió!