La noche es negra, por dos motivos: porque por puro capricho siempre quise empezar así un texto y porque no hay postes de luz en la calle en la que vivo.
El presidente, como la noche, es negro.
¿Estabas vivo cuando salieron las primeras T.V. color, cuando el hombre piso la luna, cuando murió el Che Guevara? ¿Podés acordarte dónde estabas cuando se pusieron en marcha los juicios a las juntas, cuando Maradona gambeteó a seis ingleses e hizo el mejor gol de la historia, cuando tiraron abajo el muro de Berlín? ¿Fueron solo titulares matutinos? ¿Te sentías parte del mundo en el que pasaban esas cosas? Yo, naturalmente, no recuerdo nada de eso porque no lo viví o no tenía edad consciente. Pero yo como vos, que leés estas palabras, estaba vivo cuando asumió el primer presidente negro de Estados Unidos. ¿Nunca te preguntaste como sería?
Hace pocos días comenzó a ejercer su cargo Barack Obama. Presidente de Estados Unidos: el puesto político más poderoso del mundo actual. El más resbaladizo también. El que crea expectativa en la gente globalizada por la yanqui-cultura. Hace pocos días empezó y lo hizo entrando en la Casa Blanca, pintada de ese color por esclavos negros como él.
¿Qué habrá pensado Obama al entrar en aquel edificio gubernamental? Quizás se hacía sordo al murmullo constante de la prensa del país más (in)comunicado del mundo y solo sentía el retumbo suave que daban sus zapatos radiantes de cuero lustrado contra el cemento de las escaleras. A partir de hoy será una naranja siempre jugosa en los vasos de los presentadores de noticias. A partir de hoy estará en muchas remeras y será amado por gente que piensa y por gente que no. Creo que lo mejor es no aceptar nunca algo sin cuestionarnos las bases que sustentan tal cosa. Sus primeras decisiones: acertadísimas. Si lo que sigue contrasta con la habitual política norteamericana tanto como su piel lo hace con el sol vamos para adelante. Bueno le deseamos mucha suerte que va bien, el negri… pero no nos ilusionemos. Supongo que ser parte de la historia no significa siempre poder cambiarla.