23/11/09

Magia o muerte


En el número 4 de Privet Drive vivía Mario Eduardo Firmenich…

Así tendría que comenzar la saga de la tendenciosa J.K.Rowlling. Más claro echale agua. Fui a ver Harry Potter 6 y esta es mi rotunda conclusión: es una clara apología de la guerrilla setentista argentina. Mientras más lo pienso, más me convenzo.

Embistiendo una varita mágica en lugar del fusil FAL, no es casual que los púberes protagonistas sean tres (Harry, Ron, Hermione), ni que Ron se enamore de Hermione, ni que ésta última sea mitad muggle.

Si bien fueron más, podríamos darle mayor relevancia solo a tres personas como grupo fundacional de Montoneros: Mario Firmenich (que vendría a ser Harry), Fernando Abal Medina (Ron) y Norma Arrostito (Hermione). Esta última proveniente del comunismo y no del nacionalismo católico como los otros dos, una especie de descamisada muggle. Cabe recordar que Arrostito se enamoró de Abal Medina en cuanto lo conoció y que comenzó una relación con él luego de separarse de su esposo.

¿Y dónde está Perón? Se preguntará el lector curioso. Bueno, muy fácil, más claro echale Mr. Músculo. Perón es Dumbledore, viejo y sabio, entrañable e intimidante, manejador omnipresente de la casa rosada de las tierras de la magia, el castillo de Hogwarts. Como la casa de gobierno en 1974, Hogwarts es una bolsa de gatos. Camuflado como “casa Slytherin” se manifiesta una triple A de cuentos de hadas. Qué decir de las desapariciones, los secretos, los encubiertos e infiltrados que desfilan por la historia que devoran los chicos del siglo XXI.

Vacilo ante la figura de Voldemort, el “innombrable”. Es el malo, claro, pero nuestro innombrable fue Perón. Y ¿Perón es el malo? Su nombre y su partido estuvieron proscriptos por 18 años. Fue nuestro innombrable. A lo mejor la autora inglesa fue más allá de lo que podemos esperar de una autora inglesa. Comprende lo contradictorio de la figura de Perón. Ese líder que esperaron como a Godot la derecha y la izquierda mayoritaria del país. Aquel que le guiñaba un ojo a la juventud maravillosa (o le daba puntos a Gryffindor), pero después los echaba de la plaza por carecer de barba (metafóricamente hablando). Voldemort vendría a ser el lado oscuro de ese liderazgo, ¿Una encarnación de Lopez Rega, quien encima fuera apodado el brujo?

La película, dominada por una estética oscura e inocentemente truculenta, termina con la muerte del sabio mandamás: Albus Dumbledore, carne de Juan Domingo Perón, es llorado por todos bajo el ennegrecido cielo que deja ver la cara del mal, de Voldemort riendo porque esta es la suya. Se percibe el advenimiento de un tiempo aún más oscuro en Hogwarts, cualquier parecido con la realidad argentina de los 70 ¿es pura coincidencia?

15/11/09

Buenos Aires (entre signos de pregunta) 2

Hoy: Verano


Paso y no veo los muros de las facultades. Están derretidos. Son color rojo panfleto. Es que la línea A encuentra interrumpido sus servicios por reformas en estación Carabobo. Y se está apagando un cigarrillo en el inodoro del baño de hombres de cierto bar en Palermo. En la 9 de julio, los piqueteros piden pan, no les dan. Y en plaza Francia los culos al sol también reclaman lo suyo: ¡más bronceador, menos filtro solar!

9/11/09

Buenos Aires (entre signos de pregunta)

Hoy: Desigualdad



No voy a gastar conceptos usados hasta el hartazgo por gente universitaria que realizó postgrados en los bares de Buenos Aires. A saber: capitalismo/recoleta/clasemedia/villa 31. Había un programa que, si mal no recuerdo, se llamaba viva la diferencia. En esta ciudad sí que hay diferencias. Pero las verdaderas distinciones no se dejan ver al vuelo de pájaro. ¿Acaso ver a un pobre es entender la pobreza? ¿Llegar a casa y encender la compu es ver la diferencia? Nos encontramos de pronto rodeados de amigos, charlando, con un mate y galletitas. Tenemos la solución: el cambio estructural, la distribución del ingreso, más presupuesto a salud, educación y cultura, alpargatas sí, libros también. Pero (¡Caramba!) se acaban las surtido bagley, la presi que adelantó una hora los relojes argentinos y mañana será un día nuevo bajo el sol. Volver a empezar. Hay que mirar esta ciudad detenidamente. Porque de otra forma el blanco es negro y el tiempo, espacio. Las diferencias más trascendentales divididas por un hilito de baba de cerdo burgués. Por eso las esquinas de Buenos Aires son momentos y las horas del atardecer se pueden buscar en la guía “T”.

4/11/09

Crónica (breve) de un hurto en el obelisco


La navaja era trucha, casi de plástico, pero igual los asustó. El chorro era buen actor. Como salido de la escuela de Julio Chávez, aunque esta vez no jugaba a Tratame bien. Tres chorros, pero solo uno empuñaba el cuchillito rebelde. Los “agredidos” eran dos, y perderían esas necesarias trivialidades modernas: celular, billetera, dinero. Nada, sin embargo, eclipsó aquella postal al pie del obelisco que retrataba a cinco adolescentes aterrados mirándose, odiándose, interpretando una película con guión de Pablo Lescano. Finalizada la función, los “chetos” con los “chetos”, los chorros con los chorros. Unos a la casa, el café, las lágrimas y, después, las risas. Los otros a la calle, al paco y a chusmear el botín de la noche; revisar los reductos de la flamante billetera, leer los mensajes del celular hurtado y sacarse fotos con él. Hacen poses y dan cátedra sobre los últimos gritos de la moda cartonera: remera rasgada involuntariamente, rulos humectados por lluvia a cielo abierto y el siempre sugestivo rimel de hollín, en versión unisex.