23/2/09



Entre el índice y el pulgar de su mano derecha sostenía un hermoso anillo que colocó suavemente en el anular de su otra mano derecha. –Rarísimo- pensó el hombre que no tenía mano izquierda. Y entonces cayó en la cuenta de que todo lo anterior hasta ese momento había sido un sueño y que realmente era el hermano siamés de un espejo.